domingo, 21 de julio de 2013

Café, por favor



Cuando me senté en aquella cafetería a tomarme el segundo café de la mañana, no tenía ni idea de lo que aquel 4 de diciembre me iba a deparar.

Como siempre, me había tomado mi primer café nada más levantarme, pero esta vez tuvo un sabor distinto, un sabor como...a victoria. Así que tras media mañana bastante buena y animado, esperaba que el segundo del día tuviera el mismo sabor que el primero. La única diferencia debía ser que este iba a ser engullido por las prisas de volver al trabajo, pero esa no iba a ser la única, ni tampoco iba a volver al trabajo.

Mala noche

Era media noche, yo caminaba solo por el centro de la ciudad sin un destino fijo, simplemente quería dejar de pensar un rato y relajarme. La primera parte fue sencilla, ya que a pesar de la hora que era, la ciudad seguía sin dormir, montones de coches pasaban tocando el claxon para celebrar la victoria de su equipo y no me dejaban pensar en lo que me preocupaba, pero a su misma vez tampoco me dejaban relajarme, y os puedo asegurar que lo necesitaba.