miércoles, 12 de noviembre de 2014

Patrón



Cinco horas de sueño. Me froto los ojos, salgo de la casa y me agacho para recoger mi ejemplar enrollado de The Washington Post de debajo de una azalea. Nunca sé dónde lo encontraré; el que lo lanza nunca va más allá de la primera base. A este paso va a tener que gastarse el sueldazo de repartidor en arreglarme todas las plantas que tanto trabajo le cuesta mantener a mi jardinero colombiano.