sábado, 29 de septiembre de 2018

Sr. y Sra. Schmidt

          Eran las 18.45 de la tarde y, en el centro médico del Dr. Schmidt, todo iba viento en popa. Su vasto equipo de médicos de primera seguía tratando a la crème de la crème de la sociedad con una profesionalidad que no tenía rival en todo el país y su cuenta bancaria estaba un poco más llena que cuando empezó el día. Solo tenía que atender a un paciente más para poder irse a casa a disfrutar de un buen vaso de whisky escocés mientras veía el partido de la noche anterior en su recién estrenada televisión de 77 pulgadas. 


          Antes de llamar a su próximo paciente, se echó hacia atrás su larga y plateada cabellera, colocó su dedo índice en el entrecejo de sus gafas y, mientras buscaba en su libreta el nombre que debía pronunciar en voz alta, preparaba su mejor sonrisa. Cualquier atisbo de alegría que pudieran haber formado sus labios mientras buscaba el nombre desapareció en cuanto lo encontró: Wendy Schmidt, la mujer de la que se estaba divorciando.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

No lo hagas

          Tras el último beso, ella se dio la vuelta y se dispuso a subir al tren. Para Fran, el ruido de sus tacones golpeando contra cada uno de los escalones era como el de bombas atómicas estallando en su corazón. Con una mano en el pecho y el rostro comido por las lágrimas, él esperaba el impacto del siguiente golpe de talón, tenía que esforzarse para no apretar los ojos e intentar calmar el dolor. No podía permitirse ese lujo. Aunque le doliera, no podía apartar la mirada de ella. Tenía que aprovechar al máximo los instantes que les quedaban juntos, aunque fueran los de una despedida amarga y lacerante.