El cielo se partió y, ante sus ojos, pasó un rayo de luz que le hizo desviar la mirada hacia las nubes. Él, atónito, detuvo sus pasos y reprimió sus parpadeos para observar aquel inaudito suceso. Los pensamientos que recorrían su cerebro antes de aquel acontecimiento se desvanecieron para dejar paso a unos que le permitieran asimilar qué estaba ocurriendo.