—¡¡HABLA!! —El hombre trajeado apretó su arma aun más fuerte
contra el paladar de Tom, y pudo notar como la sangre de la boca de su huésped
llegaba a tocar sus dedos —. Dime donde está el maldito mapa si no quieres que
te vuele la tapa de los sesos…
El joven, que empezaba a tener
dificultades para respirar, no dijo ninguna palabra, lo único que salió de su
boca fueron quejidos y sangre.
Viendo que no obtenía ninguna clase
de respuesta, su secuestrador, sorprendido por la tenacidad que mostraba Tom,
que no había hecho ningún esfuerzo para indicarle que quitara la pistola de su
boca, decidió probar otra táctica. Le sacó la pistola de entre los dientes, y
sin pensárselo ni un instante, le golpeó con el cañón de la pistola a la altura
de la mejilla derecha. Pero el resultado fue el mismo, muestras de dolor y
sangre.
El hombre empezaba a ponerse
nervioso, y eso afectaba a su respiración y a sus decisiones —¡Veamos si sigues
siendo tan duro cuando te vuele los huevos! —Cogió a Tom por el cuello de la
camisa, y de un tirón se la abrió, rompiendo todos los botones de ésta.
Aprovechando lo cerca que le tenía y
haciendo acopio de todas las fuerzas que le quedaban, el muchacho levantó la
cabeza, abrió los ojos lo más que pudo y con un grito de ira incontrolada
golpeó al hombre que tenía delante justo en la frente. El secuestrador,
sorprendido por el golpetazo, disparó su arma sin querer y cayó de espaldas
contra el suelo mientras soltaba un quejido. Todos los matones se exaltaron al
oír el disparo, pero la bala simplemente se incrustó en la pared.
Mientras, Tom intentaba liberarse.
Cuando vieron que su jefe intentaba
levantarse, dos de sus ayudantes se acercaron a él para ayudarle, pero él les
apartó con sus brazos y les hizo señas para que volvieran a sus puestos. Una
vez estuvo en pie se sacudió la ropa y comprobó que su arma no había resultado
dañada por el golpe contra el suelo. Tras asegurarse de que todo estaba bien,
dio dos pasos al frente, y miró a Tom, que seguía intentando liberarse, con
ojos desafiantes.
—Muy bien chaval, intenta
soltarte…si por algún milagro lo consiguieras, en tu estado y en el estado de
tus manos, lo más productivo que podrías hacer sería hacerme una paja con la
mano abierta.
Tom paró de zarandearse, y sin
apartarle la mirada al hombre, se atrevió a intentar hablar —. P…p… —El
secuestrador mostró cierta sorpresa —. P…p…pi…pichurrilla, es usted un
pichurrilla.
Sintiéndose como si él mismo fuera
una broma para su preso, perdió completamente los nervios y le apuntó
directamente a la cabeza, y justo cuando se disponía a disparar, oyó el ruido
de unos disparos con silenciador tras los cuales todos sus hombres cayeron al
suelo. Y la silueta de una mujer apareció detrás del marco de la puerta.
—Menudo ejemplo le estás dando a tu
hijo, Thomas.
¿Y lo dejas así? ¿Tan guay? A ver si me hago entender: quiero la tercera parte, pero ¡YA! ¿Me has entendido? ¿Qué? bueno...si lo admito...me gusta XD
ResponderEliminarMe gusta, me gusta, continúe usted, por favor :D
ResponderEliminar