Francis
era incapaz de asimilar todo lo que acababa de suceder. Recordaba a su madre
levantándose poco a poco del suelo, lanzando gritos de dolor al aire y con la
cabeza colgando como la flor de una rosa muerta. Recordaba esos blanquecinos
ojos mirándole fijamente y también recordaba el momento en que se abalanzó
sobre él, pero no recordaba cómo había conseguido refugiarse en el armario.