No sabíamos qué hacer, estábamos atrapados
ahí, en aquellas cloacas sin poder hacer nada. Ambos agachábamos un poco la
cabeza a cada pisada que daban las tropas. Eran cientos, y cada paso que daban
parecía que iba a hacer que el techo se derrumbara sobre nosotros. Yo solamente llevaba una pequeña pistola de
mano con cinco balas en el cargador para
protegernos a mí y a Michelle. Ella no paraba de temblar, y aunque se esforzaba
por ocultarlo, al tenerla entre mis brazos era imposible no darme cuenta de que
estaba llorando de terror. Quise darle algunas palabras de ánimo, quise
prometerle que todo iba a salir bien, que al día siguiente aquello no iba a ser
más que un recuerdo, pero no pude decírselo, ya que ni yo mismo me lo creía. Ante
tal impotencia no pude hacer más que apretarla aún más fuerte contra mí y
agachar la cabeza.
En cierto momento el ruido cesó,
Michelle y yo nos miramos fijamente a los ojos y pensamos que habían acabado la
marcha, así que probablemente sería nuestro momento para intentar salir de ahí
y huir, pero de repente sonaron sus cientos y cientos de armas de fuego disparándose
al unísono. Ella se asustó y soltó un leve grito. Instintivamente le puse la
mano en la boca para evitar que el grito fuera a más, sus mirada temblaba, parecía como si por primera vez en todo el
tiempo que llevábamos ahí debajo se le ocurrió pensar en lo que iba a
sucedernos si nos cogían. Yo, por mi
parte, no pude evitar reconocer aquello, era el saludo oficial de las tropas a
su general. Teníamos justo encima de nosotros al causante de todo, de haber
perdido a nuestras familias, de haber perdido nuestros hogares, a nuestros
amigos y todo por lo que habíamos luchado y se nos había arrebatado de un día
para otro.
Mientras el líder de aquellos perros
pronunciaba su discurso de victoria y dejaba a nuestra gente como poco más que
un montón de heces, yo no podía parar de pensar en salir ahí arriba y pegarle
un tiro, me daba igual morir, sabía que no se encontraba muy lejos del sitio
por el cual habíamos entrado a las cloacas, así que si salía, aunque muriera
segundos más tarde, sabía que cumpliría mi objetivo. Tras aquello empezaron a
venirme ideas sobre lo que sucedería si hacía eso. Con su líder muerto
seguramente las tropas entrarían en caos y desorganización, lo cual podría
darle una pequeña oportunidad al resto del ejercito de nuestro país para
contraatacar y reconquistar nuestra ciudad, tal vez yo tenía en mis manos la
ocasión para cambiar el rumbo de la historia. Lo que no entendía era que si
estaba tan seguro de que salir ahí fuera y acabar con todo era lo correcto… ¿por
qué no lo hacía? Para darme cuenta del porque solo tuve que agachar un poco la
mirada y verla a ella. Si alguien salía de una alcantarilla y asesinaba a su
general, a pesar de todo el caos era muy probable que se aseguraran de
inspeccionar todas las cloacas de la ciudad en busca de más supervivientes,
entre los cuales se encontraría Michelle. Podía dar mi vida a cambio de salvar
a mi país, pero no podía dar la suya. Dudé sobre mí y sobre la clase de persona
en la que me convertía poner la vida de la mujer a la que amaba por delante de las vidas de toda la gente que iba a morir. Dudé sobre mi
integridad y sobre si eso me convertía en mala persona, pero no dudé sobre mi
decisión.
Pasamos varios días ahí debajo hasta
que la cosa pareció haberse calmado, de vez en cuando echaba un ojo por si era
el momento para escaparnos. Muchas veces temí por nuestras vidas, ya que en
cualquier momento podían vernos, y cada ojeada era ponerlo en riesgo todo, pero
por fin llegó el día. Cuando vi que la ocasión era perfecta, le hice una señal
a Michelle y salimos de ahí, ella quería ir hacia la capital, pero yo sabía que
era cuestión de tiempo que la tomaran también, así que la convencí para irnos
de allí, irnos lejos, donde ninguna guerra pudiera volver a quitárnoslo todo.
A
veces aún hoy miro atrás, miro en lo que se ha convertido lo que fue mi país y
lo que podía haber sido a cambio de nuestras vidas, pero luego la veo a mi
lado, siendo feliz, y pienso que volvería a hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario