miércoles, 20 de noviembre de 2013

Maldito Bastardo (Parte 2)




—¡¡HABLA!! —El hombre trajeado apretó su arma aun más fuerte contra el paladar de Tom, y pudo notar como la sangre de la boca de su huésped llegaba a tocar sus dedos —. Dime donde está el maldito mapa si no quieres que te vuele la tapa de los sesos…


El joven, que empezaba a tener dificultades para respirar, no dijo ninguna palabra, lo único que salió de su boca fueron quejidos y sangre.

Viendo que no obtenía ninguna clase de respuesta, su secuestrador, sorprendido por la tenacidad que mostraba Tom, que no había hecho ningún esfuerzo para indicarle que quitara la pistola de su boca, decidió probar otra táctica. Le sacó la pistola de entre los dientes, y sin pensárselo ni un instante, le golpeó con el cañón de la pistola a la altura de la mejilla derecha. Pero el resultado fue el mismo, muestras de dolor y sangre.

El hombre empezaba a ponerse nervioso, y eso afectaba a su respiración y a sus decisiones —¡Veamos si sigues siendo tan duro cuando te vuele los huevos! —Cogió a Tom por el cuello de la camisa, y de un tirón se la abrió, rompiendo todos los botones de ésta. 

Aprovechando lo cerca que le tenía y haciendo acopio de todas las fuerzas que le quedaban, el muchacho levantó la cabeza, abrió los ojos lo más que pudo y con un grito de ira incontrolada golpeó al hombre que tenía delante justo en la frente. El secuestrador, sorprendido por el golpetazo, disparó su arma sin querer y cayó de espaldas contra el suelo mientras soltaba un quejido. Todos los matones se exaltaron al oír el disparo, pero la bala simplemente se incrustó en la pared.  Mientras, Tom intentaba liberarse. 

Cuando vieron que su jefe intentaba levantarse, dos de sus ayudantes se acercaron a él para ayudarle, pero él les apartó con sus brazos y les hizo señas para que volvieran a sus puestos. Una vez estuvo en pie se sacudió la ropa y comprobó que su arma no había resultado dañada por el golpe contra el suelo. Tras asegurarse de que todo estaba bien, dio dos pasos al frente, y miró a Tom, que seguía intentando liberarse, con ojos desafiantes.

—Muy bien chaval, intenta soltarte…si por algún milagro lo consiguieras, en tu estado y en el estado de tus manos, lo más productivo que podrías hacer sería hacerme una paja con la mano abierta.

Tom paró de zarandearse, y sin apartarle la mirada al hombre, se atrevió a intentar hablar —. P…p… —El secuestrador mostró cierta sorpresa —. P…p…pi…pichurrilla, es usted un pichurrilla. 

Sintiéndose como si él mismo fuera una broma para su preso, perdió completamente los nervios y le apuntó directamente a la cabeza, y justo cuando se disponía a disparar, oyó el ruido de unos disparos con silenciador tras los cuales todos sus hombres cayeron al suelo. Y la silueta de una mujer apareció detrás del marco de la puerta.

—Menudo ejemplo le estás dando a tu hijo, Thomas.



 

2 comentarios:

  1. ¿Y lo dejas así? ¿Tan guay? A ver si me hago entender: quiero la tercera parte, pero ¡YA! ¿Me has entendido? ¿Qué? bueno...si lo admito...me gusta XD

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  2. Me gusta, me gusta, continúe usted, por favor :D

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